¿Qué es una rabieta?
Se entiende por rabieta aquellas acciones del niño muestra cuando no se satisface sus deseos y que tienen como finalidad obtener aquello que no han podido conseguir de otro modo (lloran, gritan, se tiran al suelo, dan pataletas, etc.).
Los berrinches de los niños siempre tienen algún motivo, están relacionadas con el aumento de independencia y el deseo de obtener la atención deseada. Tratar las rabietas no significa castigar. Los padres debemos proporcionar modelos de conducta a imitar por nuestros hijos, por ello, a la hora de pedir algo que queremos, tendríamos que hacerlo adecuadamente, sin dar voces. No podemos regañar a nuestros hijos por tener una rabieta cuando nosotros mismos no somos capaces de controlar nuestro comportamiento ni nuestro mal humor. Por lo tanto, si nuestro hijo muestra rabietas con frecuencia, podemos intentar prevenirlas siguiendo algunas pautas:
· Proporcionar a los niños opciones para escoger, esto proporcionará control sobre cosas de poca importancia.
· Avisar de los cambios con tiempo. Algunas de estas rabietas pueden ser prevenidas si se trasladan con 10 minutos de anticipación, en lugar de pedirle de repente que deje inmediatamente de hacer lo que está haciendo.
· Aprender a distraerlo. Si observamos que se puede producir la frustración, intentar dirigir la atención del niño hacia otra actividad atractiva.
· Alentar a su hijo para que exprese sus emociones con palabras como estoy triste, enfadado, alegre, etc.
· Proporcionar estabilidad junto con todas las personas que intervienen en el niño. Todas deben seguir las mismas pautas: pareja, abuelos, profesores...
Si el momento de la rabieta ya ha surgido, ¿Cómo debéis actuar en ese delicado momento?
1. Lo primero es mantener la calma. Los niños no deben ver a su padre o madre molestos. Los niños no deben darse cuenta de que su comportamiento ha cambiado a sus padres, haciéndolos sentir incómodos o que existe una contradicción entre sus sentimientos y lo que dicen
2. Ignorar mientras se observa y realizar otras tareas mientras continúa la rabieta. Si el niño está en un lugar seguro, incluso puedes salir de la habitación y contemplar la situación desde la distancia. Es muy importante saber que ignorar la rabieta no es rechazar al niño emocionalmente, sino retirar la atención de la rabieta y hacer que el niño adopte comportamientos más apropiados.
3. Evitar las sanciones y los castigos. Se deben emplear con cuentagotas y cautela dado que un castigo repetido muchas veces pierde su poder sancionador y corrector.
4. Tener constancia. La rabieta no debe tener éxito nunca. El niño debe saber que se está hablando en serio y no se va a cambiar de idea.
5. Después de que pase la rabieta, actuar con toda naturalidad, se continua con la actividad que se abandonó, se sigue merendando, jugando, etc.
Los niños de temperamento explosivo necesitan estimulación positiva, sus buenas conductas y esfuerzos por controlarse deben ser elogiados y premiados por vosotros mediante abrazos y comentarios agradables que refuercen su actuación.
Para finalizar, hay que recordar que todos los niños son únicos y diferentes, por lo tanto, las sugerencias mencionadas puede que no se ajusten a su realidad familiar, sin embargo, después de leerlas entenderás mejor como enfrentar y controlar las rabietas en tus hijos.