13 de febrero de 2015

Estrategias para la resolución de conflictos en el aula

En las escuelas hoy en día existen muchos problemas de conducta, sobre todo en la enseñanza obligatoria donde el alumnado está desmotivado y va a la escuela forzado. Para resolver esto hay que saber orientarse.


En primer lugar el profesor tiene que hacer atractiva y útil la materia y convertir la enseñanza en algo deseable, alejándose de las rutinas diarias porque producen desmotivación y aburrimiento y no sobrecargar al alumnado con cantidad de tareas. También deberá planificar la gestión de la convivencia y crear condiciones que dificulten la aparición de conflictos y si surge uno hay que desnudar el problema y afrontarlo de forma relajada, con un tono de voz pausado y bajo e intentar prevenir los futuros para que no sucedan.

A la hora de abordar un procedimiento disciplinario el profesor tendrá que ser simple, intentar resolverlo sin papeles y no requerir a la intervención de otros. También no deberá afrontar los conflictos como algo personal y no entrar en la dinámica preferida de los alumnos problemáticos.

1. Establecer límites:
Para que sean eficaces las condiciones ambientales donde se producen las actividades del aula es necesario establecer unos límites al principio de curso. Estos deben estar claros y el profesor debe intentar que no se vayan desgastando a lo largo del curso. Cada uno es distinto y llevara sus límites teniendo en cuenta el estilo que imparta: autoritario: democrático o permisivo.

2. Establecer normas:
Para establecer estos límites el profesor necesita unas normas, unas estarán redactadas por escrito y otras se van llevando a cabo mediante la rutia del día a día. En muchas ocasiones el alumnos intenta realizar incumplimientos de tanteo para averiguar si la norma es obligatoria o no. Es aquí cuando el profesor debe mantenerse para que no se pierda el hilo de la clase, así cuando el alumno vea que es una norma firme se extinguirá esa conducta.

3. El respeto mutuo:
La relaciones profesor-alumno deben estar basadas en un respeto mutuo. También deben ser empáticas, con una conexión afectiva y saber ponerse en el lugar del otro. El profesor debe considerar a todas las personas como seres iguales con los mismos derechos y obligaciones. Pero el alumno también tiene que ver que tiene unas responsabilidades y un deber.

Para la práctica sea efectiva el docente tendrá que conocer a los alumnos e intentar comprenderlos y ayudarlos con una actitud positiva. También tendrán que saber cómo les ve el alumnado e intentar mejorar su visión con una reflexión y pactando cambios con ellos. Dos actividades prácticas seria profesor por un día, donde se encomienda a un alumno problemático que se encargue de mantener la clase y así pueda ponerse en lugar del profesor y otra son las tutorías donde se pueden resolver los problemas que puedan afectar al rendimiento del alumno.

4. Conocer los roles de los alumnos:
El profesor debe conocer los roles de los alumnos ya que cada alumno se comporta en clase interpretando un papel y esto ayuda a comprender muchas conductas inapropiadas. Para ello se puede utilizar una tabla de observación donde se anotan los nombres de los alumnos y se describe a cada uno.

5. Detectar subgrupos perturbadores:

Cuando hay un subgrupo que crea mal ambiente en clase hay que intentar reconducirlos, pactando con el líder o con los del grupo y anteponer los intereses de la clase con los del grupo negativo, así evitaremos el intercambio mutuo de refuerzos.


6. Estrategias punitivas 

Son intervenciones para disminuir conductas problemáticas, deben ser el último recurso y se basan mediante la retirada de estímulos agradables o mediante la utilización de estímulos desagradables. 

Entre ellas se puede utilizar: 
  • Aislamiento temporal: consiste en separar de la clase a un alumno que esté molestando. Para ello se separa al alumno, con tareas que realizar, en una sala. 
  • Petición de los padres al centro de atención a su hijo durante un tiempo para la realización de tareas no realizadas: recuperar el tiempo perdido del alumno. 
  • Desplazamiento con tareas a una clase de edad muy distante: alumnos mucho más mayores o más pequeños para evitar el efecto del contexto. 
  • Expulsión de duración condicionada a la realización de tareas: separando al alumno del centro durante varios días. Debe ser una medida excepcional. 

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