Ciertas conductas disruptivas, como desobediencia, agresividad, terquedad, etc., son las que con más frecuencia requieren nuestra atención a petición de padres o profesores. En muchas ocasiones son los propios padres los que argumentan que se ha producido ese cambio de conducta a consecuencia del nacimiento de un hermano y se “explican” por la aparición de “los celos”.
El nacimiento de un hermano altera las relaciones de los padres con el primogénito, creando un claro cambio en la conducta de éste ( aumento en las demandas de atención, conductas negativas dirigidas a los padres, alteraciones en la comida y sueño, pérdida del control de esfínteres, etc.), pero también se observan cambios positivos en algunos niños ante el mismo suceso vital ( comer solo, vestirse solo o usar el aseo sin ayuda). Por lo que las consecuencias son distintas depende el caso: mientras unos niños muestran perturbaciones, otros aumentan sus habilidades para enfrentarse a la situación.
1. El príncipe destronado
El niño a lo largo de su desarrollo vive inmerso en un mundo de continuos cambios que le provocan satisfacciones, tensiones y crisis. Le hacen avanzar a través de una carretera con rectas y curvas, pero, de un modo u otro, avanza. El niño, en la carretera del crecimiento, atraviesa el tramo de los celos, un problema tanto para él como para sus padres.
El nacimiento de un hermano es un suceso estresante para el niño por la pérdida de afectividad y atención recibida hasta ese momento. Quizá los padres no sena conscientes de ello, pero el niño vive la llegada del bebé con desasosiego y desesperanza.
Conviene aclarar que los celos son la respuesta normal a una situación especial (celos positivos), siempre que no llegue a ser patológico (celos negativos). Si quedan mal resueltos, es decir, el niño no acepta a su hermano o la nueva situación familiar creada, los celos pierden la función evolutiva y progresivamente se extenderán a los otros ámbitos de la vida. El niño celoso imagina, inventa, interpreta erróneamente y exagera situaciones, como vigilar con una potente lupa de aumento (“interés vigilante”) si le ha correspondido la parte más pequeña de la tarta de cumpleaños.
La idea que subyace en los celos es el desplazamiento y la pérdida del poder que de la noche a la mañana se desvanece sin remedio, y con un “culpable”. Esto se conoce como el síndrome de destronamiento. Como cualquier persona que pierde poder intenta recuperarlo con los medios a su alcance…deténganse a pensar por un momento que sentiría o haría si fuese un príncipe destronado…
2. Celos y Envidias
Los celos se basan en el amor y su objetivo es poseer el objeto amado y excluir al rival. En cambio, la envidia trata de una relación de dos partes en la que el sujeto envidia a otro por alguna posesión o cualidad. En pocas palabras, se tiene celo cuando se desea algo que ya se ha poseído con anterioridad pero ahora se ha perdido; mientras que se envidia lo que nunca se ha poseído y es de difícil obtención para el sujeto envidioso.
3. Los padres ante el niño celoso
Un niño celoso es un niño estresado. Es natural que reaccione y proteste a la vez que luche por recuperar el cariño y la atención de su madre. ¿Cómo pueden reaccionar los padres ante esta situación? Una de las estrategias es compartir equitativamente el afecto de los padres con su rival, pues aunque lo interprete como una pérdida, no se trata más que la redistribución del tiempo y atención destinada a cada uno.
Por otro lado, los padres deben tener presente que la educación de los hijos supone el respeto a las características diferenciales e individuales de cada persona. Porque no hay dos hijos iguales, del mismo modo que tampoco los padres son exactamente iguales en la educación de cada hijo. La hipervigilancia de los padres novatos no existe en el segundo hijo, y no es lo mismo educar a un hijo obediente que a uno desobediente, a uno tranquilo que a otro nervioso, etc. Los padres, en general, tienen la creencia de que a los hijos hay que educarlos del mismo modo. Pues no.
Educar en la igualdad y pensar que los hijos son iguales, son aspectos que fomentan los celos. A los hijos se les debe dar las mismas oportunidades, pero la educación no tiene por que ser necesariamente la misma, primero porque no hay dos niños idénticos por muy hermanos que sean; segundo, porque la predisposición y actitud de los padres son distintas de un hijo a otro.
4. Aprender a ser hermano
El hermano menor, conforme va creciendo, imita las conductas del mayor. Los padres deben considerarlo para evitar la imitación de conductas de agresividad y desobediencia que el hijo celoso puede tener hacia los progenitores.
Los celos no suelen aparecer hasta los dos años. Por lo tanto, es lógico pensar que la rivalidad fraterna se intensifica cuando el nuevo hermano empieza a andar e invade el territorio y el espacio del hermano mayor. Pensad que el período más importante en la formación emocional, social y cultural es el que transcurre entre 1 y 6 años.
5. Apego e interacción padres-hijo
Los celos son inevitables en la fase de independencia de la figura de apego pues la aparición de un nuevo hermano se agrava con nuevas exigencias y normas imprevistas de las que estaba exento hasta ahora. Esta etapa suele ocurrir entre los 12 y 24 meses, donde el niño entra en conflicto de alejamiento y acercamiento a la figura de apego.
La desaparición de esta figura de apego lleva a que el niño vivencie 3 fases: protesta, desesperación y desapego.
También se observan conductas de poder y sometimiento en la relación entre hermanos. Niños con problemas de seguridad, autoestima y relación con los demás, encuentran en su hermano pequeño al sujeto propicio para proyectar sus frustraciones y angustias. Estos niños fantasean con la superioridad y dominio que ejercen respecto a su hermano, el cual, se somete a la obediencia. Así el mayor mantiene su propio problema pues, en vez de solucionarlo, lo está anclando aún más si cabe con esta interacción.
6. ¿Cómo aparecen los celos?
Toda conducta está sujeta a factores que predisponen, precipitan y mantienen su manifestación. Entre los factores predisponentes se encuentra la edad, la diferencia de edad entre los hermanos, la composición de la familia, el temperamento del niño y la calidad de la relación establecida con los padres. El principal factor desencadenante es el nacimiento del hermano y se incluyen en los factores de mantenimiento la comparación excesiva entre hermanos, la excesiva atención al hermano menor, el incremento de órdenes y exigencia, el refuerzo de conductas celotípicas y ser hermanos del mismo sexo.
7. Manifestaciones conductuales de los celos
Desobediencia: En el niño celoso la desobediencia es una forma llamativa de fastidiar a sus padres y obtener atención aunque sea a través de la reprimenda y el grito
Conductas de búsqueda de atención: suelen ser más llamativas cuanto más se le ignore. Ante la falta de respuesta se necesita aumentar la frecuencia o intensidad hasta el punto que los padres estallan y desvían la atención al niño celoso.
Retraimiento: Algunos niños se vuelven más introvertidos por el descenso de autoestima ya que se sienten apartados de la nueva situación familiar. El niño tras mostrarse inseguro y temeroso se refugia en su mundo donde se encuentra bien, cómodo y seguro.
Llanto: Mediante el llanto y las rabietas se presiona a los padres y reclaman la atención y consiguen que ese llanto chillón desespere a los mayores cayendo en la trampa que les ha tendido su hijo.
Cambios en el sueño y comida: Aparecen pesadillas e inapetencia y así se muestra un estado depresivo del niño celoso.
Conductas de fastidio hacia el bebé: Lo irritan, le dan pellizcos, le quita sus muñecos o el chupete, lo abruma con excesiva atención física, etc.
Conductas regresivas: Son conductas pertenecientes a etapas evolutivas anteriores ya superadas, como habla infantil, enuresis, uso del chupete, dormir en la cuna, no autonomía al comer…
Obediencia y colaboración: Esta respuesta no implica necesariamente ausencia de celos. A veces el niño actúa así creyendo que comportándose obtendrá toda la atención de sus padres.
8. Diagnóstico de los celos
El nacimiento de un hermano es una causa principal pero no la única para la aparición de los celos. La llegada a la familia de un bebé es un factor necesario pero no suficiente. Más bien se trataría del comportamiento que a partir del nacimiento del bebé empiezan a manifestar los padres, y en especial la madre. De pronto aparecen los comentarios comparativos donde suele salir mal parado el niño mayor y éste se ve minusvalorado respecto al nuevo hermano, que además de ser pequeño, lo hace mejor. Además se le empieza a exigir comportamientos que con anterioridad eran tolerados y se traspasa la permisividad y la tolerancia al pequeño.
Por tanto, ¿cómo se sabe si se está ante una respuesta de celos? Los indicadores que a continuación se señalan son los más representativos y algunos son manifestaciones de ansiedad o depresión como consecuencia de la tensión con la que vive la nueva llegada de su hermano:
- Comportamientos correspondientes a etapas evolutivas ya superadas.
- Incremento de la desobediencia, negativismo u oposición
- Indiferencia o desinterés por todo lo que le rodea, apático, despistado y aburrido.
- El niño se acompaña de una actitud retraída que le lleva a involucrase en actividades solitarias o escasa participación en reuniones familiares
- Síntomas de trastorno estomacal, malestar, dolor de cabeza o vómitos.
- El comportamiento agresivo se vincula a un alto grado de celos.
9. Intervención en caso de celos
Cuando los padres os encontráis sin respuestas y sin soluciones es el momento en que los celos se convierten en una pesadilla. Piense que no es pretende reprimir los celos, sino dirigirlos hacia una experiencia vital positiva y necesaria para el desarrollo social, cognitiva y emocional del niño.
Los objetivos concretos de intervención son:
- Restablecer el equilibrio en la nueva estructura familiar creada por la llegada del nuevo hermano. Esto implica otorgar un nuevo papel a cada miembro, con especial atención al niño mayor.
- Crear una sensación “de equipo” usando conceptos como colaboración, protección, compartir, respeto, individualidad, etc.
- Beneficiar al niño de su experiencia celosa mediante un aprendizaje positivo que le ayude a evolucionar en su crecimiento emocional.
- Modificar si es necesario el estilo educativo de los padres, evitando la comparación excesiva y el reparto del tiempo y atención.
10. Consejos preventivos antes del nacimiento del nuevo hermano
Por muy bien que esté preparado un niño siempre reaccionará con algún grado de alteración, por lo que en el periodo del embarazo se aconsejan las siguientes líneas de actuación:
- El espaciamiento ayuda a minimizar el celo. Se aconseja que sea al menos de 2 a 3 años. Así el niño tendrá un desarrollo cognitivo y emocional suficiente para entender mejor la situación.
- Antes del nacimiento, se deben dar explicaciones adaptadas a la edad del niño en cuanto al embarazo, parto y llegada a casa. Se darán a partir del segundo trimestre de embarazo, ambos padres conjuntamente, breves para evitar confusiones y no se le indicará el sexo hasta que se sepa con certeza, para evitar la frustración
- Hablar con el pronombre “nuestro, nosotros” transmitiendo que el bebé es un elemento más de la familia.
- Si es posible visitar amigos con un recién nacido
- Es aconsejable que el niño escuche los latidos del corazón o pataditas del bebé. Aunque esta pauta no evita los celos, sí es buen momento para hablar del hermano y las cosas que podrán hacer juntos(jugar, ver la TV, ir a la playa, etc.)
- Leer cuentos sobre la llegada del nuevo hermano. La biblio-preparación cumple la función de ayudarle a aclarar dudas que surjan con la lectura
- Si se ha de cambiar al hermano de habitación cuando llegue el bebé, lo mejor es hacerlo con mucha antelación. El niño no debe asociar que este cambio es consecuencia directa de la llegada del bebé, de modo que sienta desplazado.
- Indicar que se deban mantener las mismas rutinas y hábitos diarios del niño (dormir, aseo, comidas, etc.), sobre todo si debe pasar unos días en casa de la abuela antes y durante el parto. De hecho el aumento de problemas de conducta se asocia a la alteración de estas rutinas diarias.
- En el hospital si lo permiten, el niño debe visitar a su madre y hermano a diario; los padres pueden traer al hermano mayor un regalo especial cuando lleguen a casa contándole que el regalo es del nuevo hermano; y es aconsejable que la primera vez que el mayor vea a su hermano no esté en brazos de su madre, permitiendo que él pueda verlo y acariciarlo.
11. La vida cotidiana: crecer juntos
Tras la vuelta a casa, algunos consejos generales son:
- Se debe reforzar los comportamientos que implican colaboración, afecto, cuidado; el refuerzo social es un buen medio para aumentar la probabilidad de que se dé una conducta.
- No hacer caso de las conductas celotípicas. Por agotamiento o porque el niño se convenza que con esa actitud no va a conseguir nada, la conducta irá cediendo poco a poco.
- El castigo usado eficazmente también puede usarse, aunque sea la última alternativa. Sería adecuado el tiempo fuera y la eliminación de alguna actividad agradable.
- Evitar comparaciones entre los hermanos, rara vez sirven para estimular la superación, sino más bien incrementa la rivalidad entre ellos.
- Enfatizar las ventajas de ser mayor.
- Si existen conductas agresivas, hacerle ver que ésta es incorrecta. Debe prever las consecuencias negativas de su comportamiento para él y para los demás. Debe entender que con la violencia no se resuelven los problemas y la gente le temerá pero no lo querrá. Esta labor no se circunscribe únicamente en estos episodios; debe ser un trabajo educativo de los padres y proporcionarle estrategias de solución por vías más adecuadas sin el empleo de la fuerza y mediante un diálogo y razonamiento, observando en sus padres el comportamiento deseado.
- La creencia de que sus padres han dejado de quererle daña la autoestima del niño, por eso hay que hacerle ver lo agradable que es su compañía, elogiarle correctamente, compartir sus sentimientos, escucharlo sin juzgarlo, transmitirle que se le acepta, evitar ponerlo en ridículo delante de otros, ayudarle a tomar decisiones, organizar actividades donde él destaque y obtener éxito, etc.
- Ante la falta de tiempo, se maximizará la calidad de los encuentros, se evitarán las interrupciones y se atenderán las necesidades emocionales del niño. Se procurará que estas interacciones se produzcan con una predisposición positiva de los padres, lo cual, permitirá compartir un rato agradable y productivo, aunque éste sea corto.
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