Muchos niños muestran comportamientos agresivos como pegar, empujar, arañar o morder. Este comportamiento suele aparecer al comenzar Educación Infantil, pero en algunos casos se prolonga a
lo largo de los años escolares.
La presencia de estas conductas hasta los 5 o 6 años puede ser un proceso normal, ya que a esa edad, la capacidad de autocontrol es todavía reducida. Pero aunque su presencia forme parte del desarrollo, se trata de comportamientos inadmisibles que hay que corregir.
El comportamiento agresivo tiene consecuencias negativas para los demás niños porque puede provocar daños y heridas importantes. Pero también tiene consecuencias para el propio agresor. Si este comportamiento se repite, el niño será rechazado y evitado por los demás. Además, está aprendiendo una forma inadecuada de actuar que cuando sea un poco mayor le traerá consecuencias negativas; y por último, un niño o niña agresivo, se arriesga a que sea también objeto de una agresión como respuesta a su conducta por otro niño.
lo largo de los años escolares.
La presencia de estas conductas hasta los 5 o 6 años puede ser un proceso normal, ya que a esa edad, la capacidad de autocontrol es todavía reducida. Pero aunque su presencia forme parte del desarrollo, se trata de comportamientos inadmisibles que hay que corregir.
El comportamiento agresivo tiene consecuencias negativas para los demás niños porque puede provocar daños y heridas importantes. Pero también tiene consecuencias para el propio agresor. Si este comportamiento se repite, el niño será rechazado y evitado por los demás. Además, está aprendiendo una forma inadecuada de actuar que cuando sea un poco mayor le traerá consecuencias negativas; y por último, un niño o niña agresivo, se arriesga a que sea también objeto de una agresión como respuesta a su conducta por otro niño.
MEDIDAS QUE DEBEN ADOPTARSE
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1º. Hablar con el niño
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- Explicar que las
conductas violentas como arañar o pegar son inadecuadas y las consecuencias
negativas que tienen para los demás
niños y para él mismo.
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2º. No exponer a escenas violentas
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- Deben evitar a toda
costa que los niños presencien escenas violentas, ya sean en películas,
videojuegos, espectáculos deportivos, etc.
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Los niños no distinguen entre la realidad y la ficción y tratarán de
reproducir esas situaciones en su vida real.
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3º. Ejemplo en el hogar
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- Los niños aprenden por
imitación, el ejemplo que le den a su hijo o hija será decisivo.
- El niño debe ver en
sus padres un modelo de afrontar las situaciones
dialogando, negociando, pero sin recurrir a la violencia física o verbal.
Tengan en cuenta que su hijo les
observa y escucha siempre.
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4º. Enseñar otras opciones
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- Los padres deben
enseñarle de manera concreta alternativas a su conducta, es decir, cómo puede
resolver las situaciones de otra manera.
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Esto se suele hacer a partir reflexionando sobre episodios sucedidos en el colegio
o en contacto con otros niños, por
ejemplo, en el parque.
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5º. No refuerce las conductas agresivas
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- Sin querer, muchas
familias “premian” el comportamiento agresivo de su hijo. Bromeando, presumen
de esta forma de ser ante otros familiares y amigos con comentarios como “preferimos
que él pegue a que le peguen”. De esta forma están aprobando el
comportamiento de su hijo o hija.
- En otros casos, se
etiqueta al niño como “pegón”, lo que también refuerza este tipo de
conductas.
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6º. Elogie y apruebe
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- Sorpréndalo
resolviendo las situaciones adecuadamente, con sus hermanos u otros niños.
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En esos casos, préstele una especial atención, elógielo y apruebe su
conducta.
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Será una forma muy concreta de
decirle: “así me gustaría que actuaras la próxima vez”.
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7º. Adopte medidas
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- Cuando el niño pegue o
agreda a otro niño, adopte medidas de manera que ese comportamiento tenga consecuencias
negativas. Las medidas se deben adoptarlo antes posible.
- En primer lugar
regáñelo y déjele bien claro que no quiere que se comporte así.
- Si acaba de presenciar
una reacción violenta, utilice la técnica de “tiempo fuera”: déjelo en un
lugar aburrido pero supervisado, tantos minutos como años tiene.
- Otra forma de actuar,
consiste en retirarle algunos privilegios: como no poder ver la TV, o retirarle
un juguete. Aquí, el criterio general será retirárselo tantas horas como años
tiene.
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8º. Si nada funciona
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- Si a pesar de todas
las medidas, y pasado un tiempo prudencial el niño o la niña continúa con una
conducta agresiva, sería necesario que un especialista valorara el comportamiento
para proponer un programa de mejora más personalizado.
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